domingo, 2 de agosto de 2009

Medalla Coordinación Federal



(...) Más desafortunada fue la aclaración del ministro (Montenegro) sobre el ya célebre diálogo de Palacios con el reducidor vehicular Jorge Sagorsky; su argumento consistió en reconocer la relación del policía con el ex subcomisario Carlos Gallone –quien ofició de nexo en esa llamada–, tal vez olvidando que éste es un represor de fuste, condenado en julio de 2008 a prisión perpetua por su participación en la llamada masacre de Fátima, ocurrida el 20 de agosto de 1976. Ese día, 20 hombres y nueve mujeres murieron bajo la metralla policial, antes de que sus cuerpos fueran dinamitados, en represalia a la bomba puesta por Montoneros en el comedor de Coordinación Federal. Durante su declaración en el juicio, el Duque –ése era el apodo de Gallone en las catacumbas de la dictadura– trató de impresionar a los integrantes del tribunal enumerando su selecto círculo de amigos. Entre ellos figuraba nada menos que Palacios. “Él era mi subordinado”, precisó Gallone en esa ocasión. En esas cuatro palabras anida la etapa más oculta del flamante jefe de la Metropolitana.

El pasado nunca muere.

La prehistoria policial de Palacios arrancó en la Escuela Ramón L. Falcón, de la que egresaría a los 20 años con grado de oficial ayudante. Corría 1969, y por un tiempo se fogueó en algunas comisarías. Pero el joven Palacios daba para más. Tanto es así que no demoró en arribar al edificio de la calle Moreno 1417, un destino codiciado por los efectivos policiales puesto que allí prestaba servicios nada menos que la elite de la fuerza. En aquellos tiempos, esa dependencia tenía el críptico nombre de Coordinación Federal, casi un eufemismo para nombrar el brazo represivo de la principal agencia policial del país. Dicen que Palacios desarrolló allí sus aptitudes investigativas durante buena parte de los ’70; es decir, los años de plomo. Es de suponer que, por entonces, aquel entusiasta oficial haya conocido los rincones más recónditos de su lugar de trabajo. El edificio de la calle Moreno tenía nueve plantas. Y desde octubre de 1975, el tercero y cuarto pisos fueron utilizados como sede del temible GT 2. (Grupo de Tareas 2), que operaba bajo la órbita del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. En consecuencia, uno de sus jerarcas, el teniente coronel Alejandro Arias Duval –actualmente preso por delitos de lesa humanidad–, solía trajinar los mismos pasillos que Palacios. A los pocos meses, entre el quinto y el séptimo pisos se habilitó un centro clandestino de detención por el cual pasarían unas 800 víctimas del régimen. En aquella tenebrosa edificación, no había efectivo o empleado civil que ignorara las actividades que se realizaban en dichos sectores. Máxime cuando el acceso de vehículos que transportaban a ciudadanos secuestrados se hacía a través de un patio descubierto con entrada por la calle Moreno. Desde allí, atravesando oficinas y guardias se llegaba a la zona de detención. (...)

Ricardo Ragendorfer
http://argentina.indymedia.org/news/2009/07/682268.php

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