domingo, 2 de agosto de 2009

(...)En esa época, el hombre fuerte del lugar era el comisario Juan Carlos Lapouyole, alias El Francés (también condenado a perpetua por la masacre de Fátima). Este sujeto alto y con aspecto intimidante estaba al frente de la Dirección General de Inteligencia, de la que dependían los jefes de las brigadas operativas. Gallone era uno de ellos. No se sabe con exactitud cuándo el Duque tuvo como subordinado al oficial Palacios, a quien apenas le lleva cinco años. Pero, por cierto, no fue a comienzos de los ’80, cuando el represor ya prestaba servicios en la comisaría 4ª, su único destino fuera de Coordinación, y en el que el Fino no pasó. Se presume, en consecuencia, que la relación policial entre ellos se haya desarrollado en el edificio de la calle Moreno, así como también el vínculo amistoso que se prolongaría hasta el presente. En resumidas cuentas, se ignora en qué sitio prestó servicios el Fino durante su permanencia en el edificio de la calle Moreno ni cuáles fueron sus tareas específicas. Hay que reconocer que sobre él no hay denuncias penales por crímenes cometidos en la dictadura ni testimonios de sobrevivientes que lo incriminen. Sin embargo, por alguna razón, los detalles de ese segmento de su carrera parecen guardados bajo siete llaves. No sucede lo mismo con otros policías de su misma camada que también pasaron por la Superintendencia de Seguridad Federal, tal como sería rebautizada Coordinación unos años después. Tal es el caso de Norberto Ramis, quien durante los ’70 fue oficial de Inteligencia en la Dirección de Delegaciones, cuya especialidad era el análisis y la elaboración de informes sobre militantes políticos y gremiales. Otro camarada de promoción fue el oficial Miguel Mazzeo, quien bajo el nombre de cobertura de Macciopinto, se desempeñó como personal operativo del Departamento de Asuntos Políticos de la SSF. Su cuñado, Gustavo Morón –un agente civil de Inteligencia al servicio de la Federal– también estuvo en ese mismo ámbito, al igual que el oficial Carlos Mizurelli. A ellos se les suman los oficiales Eduardo Orueta, quien durante la dictadura hizo carrera en la nada amigable Guardia de Infantería, y Osvaldo Chamorro, quien a partir de 1977 comenzó a trabajar en la Dirección de Planificación del SSF. Ellos, al igual que Palacios, se reciclaron con éxito durante la democracia, alcanzando grados que van desde comisario mayor a comisario general. Pero, en tren de coincidencias, el ocaso de sus carreras en la Federal también los encontró unidos. Casi todos pasaron a retiro en marzo de 2004, cuando la escucha telefónica del Fino con Sagorsky precipitó su renuncia, con el consiguiente efecto dominó. (...)

Ricardo Ragendorfer
http://argentina.indymedia.org/news/2009/07/682268.php

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